martes, 4 de junio de 2013

VI. LOS ÚLTIMOS AÑOS


VI.1 BLANCA ANDREU: La Coruña, 1959. De una niña de provincias que se vino a vivir a un Chagall (1981), causó una gran sensación entre lectores y críticos, y fue recibido como obra revolucionaria que daba un vuelco a las corrientes poéticas de aquel momento postnovísimo reconquistando una libertad expresiva no conocida desde el surrealismo. Lo más desconcertante de esta poesía es, sin duda, que ofrece un lenguaje donde se precipitan alucinantes imágenes en un ritmo vertiginoso que no deja tiempo al lector para recuperar el aliento.


OFRENDA
Decidme, agua, fuego furioso, nuvia del infierno,
sobre la grande mar redoblan los tambores
del enemigo viento y retumban como campanas
los lingotes de cobre en la sentina.
Decidme, lastre o mercancía, fardos de especias, negros
fueron sacrificados al gran ladrón, fueron por la borda,
sombras raptadas, ropas, animales
y una mujer.
 “Capitán Elphistone" 1988

SOMBRA Y RITO DE AMOR...
Sombra y rito de amor:
di tú ángel visible
cuya existencia se fragua en la insumisión
a la palabra y a su asilo
di tú ángel adelgazado por el silencio,
esbeltísimo en lo callado,
con el costado intacto antiguo en guerras
di tú la palabra que leo en el minuto que dura mi corazón.

"Báculo de Babel" 1982


VI.2. LUIS GARCÍA MONTERO. Granada 1958. Es una de la figuras más visibles y reconocidas de la poesía reciente y destaca entre los mejores poetas de su generación. Junto a otros poetas, publicó el manifiesto sobre La otra sentimentalidad, en él se defendía una “cotidianización de la poesía” y se proponía el concepto de la lírica como expresión de vivencias y sentimientos que tienen mucho de ficción. Se inicia así una corriente poética que al fin refuerza y enriquece la llamada “poesía de la experiencia”, de la cual L. García Montero es importante cultivador y animador.


LIFE VEST UNDER YOUR SEAT
Señores pasajeros buenas tardes
y Nueva York al fondo todavía,
delicadas las torres de Manhattan
con la luz sumergida de una muchacha triste,
buenas tardes señores pasajeros,
mantendremos en vuelo doce mil pies de altura,
altos como su cuerpo en el pasillo
del la Universidad, una pregunta,
podría repetirme el título del libro,
cumpliendo normas internacionales,
las cuatro ventanillas de emergencia,
pero habrá que cenar, tal vez alguna copa,
casi vivir sin vinculo y sin límites,
modos de ver la noche y estar en los cristales
del alba, regresando,
y muchas otras noches regresando
bajo edificios de temblor acuático,
a una velocidad de novecientos
kilómetros, te dije
que nunca resistí las despedidas,
al aeropuerto no,
prefiero tu recuerdo por mi casa,
apoyado en el piano del Bar Andalucía,
bajo el cielo violeta
de los amaneceres en Manhattan
igual que dos desnudos en penumbra,
con Nueva York al fondo, todavía
al aeropuerto no,
rogamos hagan uso
del cinturón, no fumen
hasta que despeguemos,
cuiden que estén derechos los respaldos,
me tienes que llamar, de sus asientos.
(Habitaciones separadas, 1994)


 
 


VI. 3. VICENTE GALLEGO: Valencia, 1963. Engarza reflexiones y sentimientos que revelan la interioridad del individuo y van diseñando una especie de autobiografía íntima.
SEPTIEMBRE, 22


Me dices que es absurdo el universo,
que la vida carece de sentido.
Pero no es un sentido lo que busco,
cualquier explicación o una promesa,
sino el estar aquí y a la deriva:
una simple botella que en la playa
aguarda la marea.
Sí, la palabra justa es abandono:
una dulce renuncia que me nombra
señor y dueño al fin de mi camino.
Queden hoy para otros
los afanes del mundo, y que mi mundo sea
la magia de esta casa
tomada en su quietud por la penumbra,
saber que nadie llegará
a interrumpir mi tarde,
que no habrá sobresaltos,
ni voces, ni horas fijas,
porque ahora es tan sólo transcurrir
mi gran tarea
.
(La luz de otra manera, 1988)


LA PREGUNTA

En la noche avanzada y repetida,
mientras vuelvo bebido y solitario
de la fiesta del mundo, con los ojos muy tristes
de belleza fugaz, me hago esa pregunta.
Y también en la noche afortunada,
cuando el azar dispone un cuerpo hermoso
para adornar mi vida, esa misma pregunta
me inquieta y me seduce como un viejo veneno.
Y a mitad de una farra, cuando el hombre
reflexiona un instante en los lavabos
de cualquier antro infame al que le obligan
los tributos nocturnos y unas piernas de diosa.
Pero también en casa, en las noches sin juerga,
en las noches que observo desde esta ventana,
compartiendo la sombra
con el cuerpo entrañable que acompaña mis días,
desde esta ventana, en este mismo cuarto
donde ahora estoy solo y me pregunto
durante cuánto tiempo cumpliré mi condena
de buscar en los cuerpos y en la noche
todo eso que sé
que no esconden la noche ni los cuerpos.

(Los ojos del extraño, 1990)
 
 


VI. 4. ALMUDENA GUZMÁN: Navacerrada, Madrid, 1964. Su talento poético nada común se reveló, logrando una entusiasta acogida de prensa y público, desde la aparición de Usted (1986). La crítica alabó unánimemente su “aire nuevo y refrescante”, su lirismo ingenuo, originalidad y descaro.


VELADAMENTE...
Veladamente,
descorriendo pestillos,
ha llegado hasta mi cuarto
una pantera translúcida con la piel de diamante
que me morderá la nuca cuando menos lo espere.

Es el deseo
.
 
SEÑOR, LAS HORAS DESNUDAS...

Señor,
las horas desnudas,
como limones al trasluz,
se exprimen en mi muñeca
de una manera desesperadamente cobarde:
estoy, para variar y por no quedarme en casa,
con alguien que me aburre los besos.

 


VI. ADA SALAS: Cáceres, 1965. La de Ada Salas es una voz nueva que con los mínimos medios logra una gran intensidad. Se la puede situar en la llamada “poética del silencio”, pero sorprende por la originalidad de sus recursos y la hondura de su reflexión.


Fluye
Sólo el silencio
 
 
 
Inconsolable.
 
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Ya no será la paz
 
Han besado
                   mis ojos
 
tu terrible desnudo.
 
 
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Pon un beso en mi boca
 
 
 
Ámense
tu silencio y el mío.
 
 
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A qué región me llegaré a buscarte
ahora que reposas a mi lado
en forma de deseo
                              hombre
cuya belleza apenas
conocía. Cada día me ciñe
su cilicio de ausencia.
Me has herido de vida desde toda
tu muerte
 
 
y no hay sueño bastante a tu vacío.
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Estos que veis aquí
fueron mis ojos. Para nada
los quise. Fulgía como labio
la mermoria.
con un deseo puro
todavía
aguardo fieramente naufragar en la sombra.


 

 

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