lunes, 24 de marzo de 2014

TEMAS DE LAS FLORES DEL MAL (TEORÍA ÚTIL PARA PREPARAR LA PREGUNTA 2.1. DEL COMENTARIO)

 
        El libro guarda, tal como su autor observó con insistencia, una clara cohesión, de manera que todos los poemas son variaciones sobre un mismo tema: la exploración del mal y el hastío vital, que se manifiesta en una serie de temas recurrentes:
        -La analogía universal: en el poema Correspondencias Baudelaire continúa una línea de pensamiento que viene del Renacimiento y del Romanticismo según la cual existe una analogía universal, unas correspondencias entre el macrocosmos y el microcosmos, es decir, entre el mundo visible y el mundo invisible, y es el poeta un visionario que descifra estas correspondencias simbólicas. Junto a estas correspondencias verticales (“La naturaleza es un templo donde vivos pilares/dejan salir a veces sus confusas palabras;/ por allí pasea el hombre entre bosques de símbolos/que lo observan atentos con familiar mirada”), Baudelaire explora también las correspondencias horizontales, la analogía y confusión de todas las percepciones sensoriales: colores, sonidos, olores… (“Hay perfumes tan frescos como carnes de niños”), que se expresan por medio de sinestesias.
        -El artificio: Baudelaire rechazaba lo natural y espontáneo, defendiendo el valor del artificio, la máscara, el maquillaje, el mundo urbano. Pese a su rechazo hay en él una nostalgia de una época paradisíaca.
            -El amor y el erotismo: Baudelaire rompe con la tradición de la concepción petrarquista del amor, ya que muestra en sus poemas un novedoso tratamiento del tema, uniendo el amor a la enfermedad, a sufrimiento, a la sensualidad, a la marginalidad, a la perversión. El erotismo, para él, está basado en la transgresión, en el gusto del pecado y el remordimiento, que aumenta el placer –en lo que se adelanta a las teorías psicoanalíticas de Freud o Lacan-. El goce sensual queda destacado con elementos como joyas sobre el cuerpo desnudo, cabelleras perfumandas, olores excitantes… (poema La cabellera –La chevelure-). Este tema está relacionado con el cliché de la mujer fatal, fría, arrogante, caprichosa, insaciable, que seduce para destruir. Este arquetipo de mujer  se consolida en la literatura y en las artes plásticas del simbolismo adornado con la imagen de mujeres de larga cabellera, mirada lánguida y elementos exóticos que refuerzan su sensualidad. A veces, en Baudelaire, aparece asociado a la mujer lésbica (varios poemas están dedicados a las relaciones lésbicas), que trasgrede la moral burguesa porque es capaz de experimentar placer y porque no es contemplada su función reproductiva. Para algunos críticos, este modelo de mujer fatal responde al miedo masculino ante los avances sociales de las mujeres y el incipiente feminismo.

            -El mal: Baudelaire cree en el Ideal, pero también en el poder universal del Mal: las personas no pueden escapar de la naturaleza humana, que las arrastra a lo más bajo. Su condición de poeta satánico y blasfemo nace de su rebeldía ante Dios, por condenar a los humanos a esta contradicción permanente y desigual entre el Ideal imposible y el Mal inevitable: de ahí surge su abatimiento, su hastío, su Spleen.

            -La evasión: frente a la monotonía rutinaria y al Spleen, hay un deseo permanente de evasión por medio, frecuentemente, de la embriaguez, o de la ensoñación (Poema Paisaje de Cuadros parisinos)

            -El devenir del tiempo: el inevitable paso del tiempo y la obligación de aprovecharlo crea una angustia existencial. (Poema El reloj).

            -El tedio: muchos poemas expresan una impresión vital negativa, una sensación de vacío y de falta de expectativas e ilusiones (poemas titulados Spleen).

            -El paraíso perdido: la pérdida del paraíso perdido está relacionada con el pecado original.

            -El viaje: el viaje es en Baudelaire el símbolo de la fuga radical de carácter metafísico: un deseo de moverse, de abandonar la materialidad y buscar otra realidad ideal, que sólo se puede entrever desde la vida bohemia, las drogas, el sexo, el alcohol, para escapar del hastío. Pero nada lleva realmente a ese paraíso ideal por lo que la última huída será la Muerte.

            -La muerte: relacionado con el paso del tiempo y con la huida, aparecen algunos poemas en los que Baudelaire manifiesta una cierta fascinación por la muerte y los elementos artísticos con ella relacionada (grabados, danzas macabras medievales…). Ejemplos los tenemos en los poemas de Cuadros parisinos “El esqueleto labrador” y “Danza fúnebre”. El léxico asociado al campo semántico de la muerte, aparece con frecuencia en sus poemas (ataúd, fúnebre, macabro…)

            -Figuras masculinas: dandi, bohemio y decadente:

            - la figura del dandi alude a un refinado en aspecto, vestimenta, modales y lenguaje, que se considera superior al hombre burgués, y se considera un artista, un genio. Ejemplos fueron el inglés Oscar Wilde, o el romántico español Larra. 

            -el bohemio elige vivir en la miseria porque no quiere venderse a la sociedad para no renunciar a su ideal de belleza. El artista bohemio, además de dandi, será un amoral y antisocial, rechazado por la sociedad, pero solidario con otros indigentes y marginados. Baudelaire será un claro ejemplo.

            -el decadente: consciente, como Baudelaire, de la decadencia de la sociedad, se rebela ante ella con su obra artística escandalosa; huye del hastío a través del arte, de la bebida y las drogas, de la sensualidad, de lo esotérico, del misterio de lo satánico.

            En la sección Cuadros parisinos aparecen de una forma u otra los temas antes señalados, pero hay otros fundamentales en los que se centran la mayoría de los poemas, y que están relacionados con el título:

            -La ciudad (París): Baudelaire es el poeta de la gran ciudad, para él la metrópolis es la nueva naturaleza que acoge al escritor, pero es un espacio cambiante, caótico y por conquistar. No celebra nunca la ciudad en ninguno de sus aspectos como un triunfo del progreso. En la gran ciudad, encuentra la miseria humana y una belleza aún no celebrada, las masas anónimas en las que el poeta se esconde, se funde. Es el poeta de la ciudad moderna, de sus muchedumbres y ruidos, de sus luces y ambientes nocturnos, cafés, teatros, transeúntes, lujos y miserias. Sus descripciones no son realistas, sino simbólicas: la imagen de su propia alma, que comparte con los transeúntes más desvalidos sus dolores y su soledad.

           
            Poemas:

-Paisaje: deseo de evasión en un paisaje urbano, soñado, en contraste con la realidad de la bulliciosa ciudad de París que se contempla desde la buhardilla. Pareados dodecasílabos.

-El sol: el sol de la ciudad y de los campos como símbolo de la creación poética. Pareados dodecasílabos.

-El cisne: el cisne como símbolo de la melancolía de la voz poética por el París perdido por la hausmannisación y por su propia desorientación vital. Serventesios dodecasílabos.

-Sueño parisino: confrontación entre a ciudad ideal, soñada, y la realidad,  marcada por la  miseria y el paso del tiempo (símbolo del reloj). Heptasílabos con rima alterna.

-Crepúsculo matutino: el amanecer en París como símbolo de la tristeza  y de la soledad. Pareados alejandrinos (.

-Crepúsculo vespertino.

            -Los marginados: el mundo de la marginalidad está estrechamente relacionado con la ciudad. El poeta se siente solidario con los personajes marginales que se mueven por la gran ciudad y que se oponen a la moral burguesa: mendigos, borrachos, prostitutas… Muchos poemas de los Cuadros parisinos están dedicados a estos personajes:

-A una mendiga pelirroja: exaltación de la belleza de una mendiga en contraste con su miseria.

-Los siete viejos: visión alucinada de los viejos en el amanecer de la ciudad, simbolización del estado de desequilibrio de la voz poética.

-Las viejecitas: compasión y respeto por las ancianas empobrecidas de las grandes ciudades. Serventesios alejandrinos.
 
-Crepúsculos matutino y Crepúsculo vespertino: ambos poemas tratan el amanecer y el anochecer en un París triste y sombrío, por el que se mueven diversos tipos de personajes (juerguistas, prostitutas, escritores, enfermos…)

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