Charles Baudelaire se inició en el mundo del arte como crítico y como traductor. Una de sus principales dedicaciones era la traducción de las teorías estéticas y de los cuentos del escritor norteamericano Edgar Allan Poe, autor que influyó enormemente en los poetas malditos. Como crítico y teórico de la estética, manifestó una concepción moderna del arte y llevó a la fama a Delacroix, pintor todavía poco reconocido. Las críticas las recopiló en El Salón de 1845, su primera obra, y El Salón de 1846. Otros títulos de crítica literaria y artística son El arte romántico y Curiosidades estéticas. Fue también pionero en el campo de la crítica musical, donde destaca su entusiasmo por Richard Wagner, al que consideraba una síntesis del arte nuevo.
En La fanfarlo (1847), su única novela, realiza su
autorretrato como dandi.
El mismo
año de la publicación de Las flores del
mal, e insistiendo en los mismos temas, emprendió la creación de un género
nuevo en la poesía contemporánea, el poema en prosa, la prosa poética, musical
pero sin rima ni medida.
Los
Pequeños poemas
en prosa, o El Spleen de París se
centran de nuevo en la ciudad y sus habitantes, los trabajadores y los
marginados, y el poeta vuelve a expresar en ellos su melancolía. Baudelaire era
consciente de que la poesía en verso no le permitía alcanzar la auténtica
modernidad poética, por ello cultiva el poema en prosa, la forma, para él, por
excelencia de la poesía moderna y urbana. Es una prosa en la que lo narrativo
queda sustituido por lo descriptivo, con sorprendentes elementos simbólicos.
Los paraísos artificiales (1861) es una obra en prosa donde
estudia los diferentes medios (alcohol, opio…) que conducen a la embriaguez,
con la cual se potencian, según el poeta, las fuerzas naturales y sensoriales
adormecidas por la razón
Otras
obras fueron su epistolario, publicado tras su muerte, y Diarios íntimos (que incluye Cohetes
y Mi corazón al desnudo.
Pero Las
Flores del mal (Les Fleurs du mal), es considerada la obra
máxima de su Baudelaire, abarca casi la totalidad de su producción poética
desde 1840 hasta la fecha de su primera publicación.
La primera
edición constó de 1.300 ejemplares y se llevó a cabo el 23 de junio de 1857. A
los pocos días es acusado de ultraje a la moral pública, por lo que se
ve obligado a quitar seis de sus poemas, aunque muchos de ellos ya los había
publicado en diversos periódicos sin penalización alguna. Pero la política
contradictoria contra ciertos escritores durante el gobierno de Napoleón
IIIhace que se le imponga una multa de 300 francos, reducida luego por la
emperatriz a 50 francos, mientras que cobraba una ayuda a la creación literaria,
y el subsidio por enfermedad (la
sífilis, de la que moriría) para sufragar los gastos de la
clínica en París.
La segunda
edición de 1861 elimina los seis poemas censurados, pero añade 30 nuevos. La
edición definitiva será póstuma, en 1868 y, si bien no incluye los poemas
prohibidos, añade algunos más. Esta versión consta de 151 poemas. La censura
que recayó sobre algunos de sus poemas no será levantada en Francia hasta 1949.
Las Flores del
mal es considerada una de las obras más importantes de la poesía moderna,
imprimiendo una estética nueva, donde la belleza y lo sublime surgen, a través
del lenguaje poético, de la realidad más trivial, aspecto que ejerció una
influencia considerable en poetas como Paul Verlaine, Stéphane Mallarmé o
Arthur Rimbaud.
El libro debió
llamarse en principio Los limbos o Las lesbianas, pues la
intención primitiva era la de escribir un libro sobre los pecados capitales. En
el título definitivo, Las flores del mal,
el sustantivo “mal” posee un doble significado, ya que desde el punto de
vista del estilo, formal, son flores (poemas) del mal, ya que no respetan el
estilo ni los recursos de la poesía precedente; y en segundo lugar, desde el
punto de vista temático, son flores del mal porque se abordan temas contrarios
a la moral convencional burguesa: la exploración del mal, el hastío, el
erotismo, la ciudad, la huída por el alcohol y las drogas, la muerte…
Las flores del
mal es una obra de concepción clásica en su estilo, y oscuramente
romántica por su contenido, en la que los poemas se disponen de forma orgánica
(aunque esto no es tan evidente en las ediciones realizadas tras la censura y
el añadido de nuevos poemas). En ella, Baudelaire expone la teoría de las
correspondencias y, sobre todo, la concepción del poeta moderno como un ser
maldito, rechazado por la sociedad burguesa, a cuyos valores se opone. El poeta
se entrega al vicio (singularmente la prostitución y la droga), pero sólo
consigue el Tedio (spleen, como se decía en la época, aunque el hastío
sería la traducción más adecuada al español), al mismo tiempo que anhela la
belleza y nuevos espacios ("El viaje"). Es la "conciencia del
mal":
Belleza? Tu mirada, infernal y divina,
confusamente vierte los favores y el crimen
y por eso podrías al vino compararte.”
(de Himno a la belleza)
El libro,“estas flores enfermizas”, se abre con
una dedicatoria al poeta parnasiano Théphile Gautier, a quien considera su
amigo y maestro, “poeta impecable”.
Aunque toda su obra se construye como un
itinerario moral, espiritual y físico, Baudelaire la divide en siete partes,
introducidas por el famoso poema Al lector: Esplín e ideal, Cuadros parisinos, El vino, Flores del mal y Rebelión, con una conclusión final: La muerte. Esta obsesión de que no consideraran su
libro como una mera recopilación de poemas, sino como un«libro» con principio y
fin, en el que todos los poemas se subordinaban a la organización general,
influirá posteriormente a poetas desde Mallarmé hasta el autor de la generación
del 27, Jorge Guillén, en su obra Aire nuestro.
Las partes son las siguientes:
-Esplín e Ideal
(Spleen et idéal): abarca los 85 primeros poemas, tratan de
las grandezas y miserias del arte y del amor, y del spleen (anglicismo: abulia, hastío) que invade a la voz poética por
no poder alcanzar tales ideales. Presenta diversas formas de salvación,
liberación y huida del mundo: la belleza, el arte, la poesía, la muerte y, más
adelante, el amor y el erotismo, recogiendo poemas dedicados a sucesivas amantes a lo
largo del tiempo. Tras haber comprobado el fracaso de estas formas de ideal,
cae en el Spleen.
-Cuadros parisinos (Tableaux parisiens): consta de 18 poemas
(poemas 86-103). En la edición de 1857, esta parte del libro no constituía un
capítulo separado, sino que era un segundo intento de huida perteneciente a Spleen e Ideal, pero a través de la
ciudad de París, donde se plantea y reivindica la detestable ciudad de París
-el Spleen de París- abriéndose camino a un hipotético Ideal de París.
El poeta lo fabricó con diez textos de la primera parte y con diversos poemas
editados en los periódicos entre 1857 y 1861. Introduce el tema de la gran
ciudad, París, tanto su aspecto como sus moradores más desvalidos.
Baudelaire descubre en la ciudad de París la belleza fugitiva y trata
de olvidar su angustia fundiéndose con la multitud. Presenta un segundo intento
de huida: la absorción en la masa anónima de la gran ciudad. Los protagonistas
son los marginados, prostitutas, ancianos, vagabundas, perdedores… con los que
se siente solidario. Baudelaire es el primer poeta que hace de la aglomeración
de la gran metrópolis, bulevares, locales públicos, parques o suburbios el
asunto de su poesía, rehuyendo el mundo rural o la naturaleza, propia de la
tradición poética. Ofrece descripciones
simbólicas de la gran ciudad, reflejo de su propia alma.
-El vino (poemas 104-108):
elogio de los paraísos artificiales, la evasión por el alcohol y las drogas.
-Las flores del mal (poemas 109-117)
constituye la parte central de la obra: el poeta, fracasadas sus aspiraciones
anteriores, busca refugio en la lujuria, de las que ofrece unos cuadros
desoladores. El poeta expresa la atracción irresistible del mal, la perversión,
el sadismo, el vampirismo. La mujer aparece como una figura diabólica que lo
aleja de Dios.
-En Rebelión (poemas 118-120) surge
el poeta satánico, que, aliado a Satán, desafía a Dios con sus blasfemias.
Reniega de un Dios que condena a la naturaleza humana a lo más bajo.
-En La muerte (poemas 121-126) el
poeta ve en ella la última esperanza para su desolación.
Baudelaire fue, para algunos, la cumbre y síntesis del Romanticismo,
para otros, el precursor del Simbolismo, y tal vez haya sido ambas cosas al
mismo tiempo. También es considerado el padre espiritual del decadentismo que aspira a épater la bourgeoisie (escandalizar
a la burguesía). Los críticos coinciden al señalar que formalmente abrió el
camino de la poesía moderna. Su oscilación entre lo sublime y lo diabólico, lo
elevado y lo grosero, el ideal y el aburrimiento angustioso (el Spleen)
se corresponde con un espíritu nuevo, y precursor, en la percepción de la vida
urbana. Además, estableció para la poesía una estructura basada en las
antedichas Correspondencias o trasvases perceptivos entre los distintos
sentidos, idea ésta que desarrolla en el poema de ese título con el que se abre
Las flores del mal. Las correspondencias equivalen a audaces imágenes
sensoriales representativas de la caótica vida espiritual del hombre moderno.
Frecuentemente se interpreta la poesía de Baudelaire a través de su
biografía, como una expresión casi espontánea de sus estados de ánimos,
desequilibrados sus sentidos por el abuso del alcohol o las drogas, sin
embargo, la estética de Baudelaire es una combinación de romanticismo y
formalismo, el resultado de una reflexión muy rigurosa y profunda sobre la
función del arte, de este arte nuevo, que en poesía, anuncia el Simbolismo. El
poeta es consciente de que, para escribir, debe mantener sus sentidos
despiertos y dominar con lucidez el proceso de escritura, aunque sus versos parezcan
apasionados o confusos, y así lo afirma:
“La orgía no es ya la
hermana de la inspiración: hemos interrumpido ese parentesco adúltero. (…) La
inspiración, decididamente, es el sudor del trabajo diario”.
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